Antonio González Antías Lic. en Historia – Paleógraqfo Desde los inicios de nuestra vida republicana, hasta hoy, la construcción de la Patria ha sorteado innumerables episodios, así en el plano de lo propiamente político, en el de la lucha armada y en el ámbito de lo económico. En esa historia, ha correspondido a la ciudad de Caracas un protagonismo de primer orden, aún en tiempos anteriores al estallido revolucionario de 1810 y a la gesta independentista de 1811. ¡Seguid el ejemplo que Caracas dio! dice con fuerza nuestro Himno Nacional. Caracas protagonista. En el continente suramericano, correspondió a la Caracas de 1810 ser la promotora de las ansias independentistas, para luego concretarlas en las jornadas políticas, que originaron efectivamente la independencia y la constitucionalidad venezolana en 1811. Caracas se hacía joven republicana, y Venezuela comenzaba el camino de la lucha armada a todo trance contra el imperio español: Simón Bolívar, no llegaba aun a los treinta años; José Félix Rivas tenía 36 años y el bisoño Antonio José de Sucre alcanzaba los 16 para cuando comenzó la guerra en Venezuela. Sangre joven para la batalla, de una juventud que sin denuedo se entregaba a la lucha por la Patria y por sus valores más sagrados que, según el pensamiento bolivariano, iba más allá de los confines venezolanos, con la bandera emancipadora y de unidad de los pueblos americanos. Una legión de muchachos para la lucha. Al lado de los próceres de siempre hubo, sin duda, un pueblo anónimo que también luchó, que arrastrando sus alpargatas y blandiendo machetes y lanzas enfrentaron el fragor de la lucha: herencia genética devenida de abuelos esclavos e indígenas que se antepusieron, en otro tiempo y espacio, al imperio español. En 1810, apenas un mes después de las jornadas del 19 de abril, un grupo de muchachos, capitaneados por Demetrio Castro y Gerónimo Pompa, jóvenes pardos, se pusieron a la orden de las autoridades1 para exponer su intención de sumarse a la lucha: …”no podemos ver sin encubrirnos de rubor el patriotismo general con que a porfía desea sacrificarse uno y otro sexo en la causa común que defendemos estos principios emanan de la santa libertad que ya respiramos”… Interesantes estas palabras, que asumimos eran generalizadas según se dice en el escrito donde, además, el compromiso -dentro de un ambiente de supuesta defensa de Fernando VII- era por la libertad ¿libertad respecto a quién? Es claro que las fuerzas enfrentadas y las tomas de posiciones respecto a lo que definitivamente debía hacerse, requirieron de definiciones, que vinieron a desembocar en las jornadas previas a la Declaración de Independencia de 1811. Para Simón Bolívar, no había que esperar más, y así lo hizo ver en el discurso más breve de su vida en 1811 …”es que trescientos años de silencio no bastan”… sentenció decididamente. Para estos muchachos no era majadería, ni habladera de paja, pues estaban dispuestos a la lucha: …”nos hemos reunido y formado un cuerpo con el designio de instruirnos desde nuestra infancia en el manejo de las armas”… Quién sabe cuánta gente joven de entonces, como los seminaristas que acompañaron a José Félix Rivas en las jornadas de La Victoria, se entregaron a la causa libertaria. El estudio de la historia, la verdaderamente crítica, debe enfocar sus análisis más allá de la presencia del héroe, o del hecho resaltante, que por supuesto tienen su lugar y su mérito, y hurgar en la investigación para detectar la presencia de los ignorados: campesinos, esclavizados, pardos sin rumbos, mujeres decididas a la lucha, que igualmente concurrieron al llamado de la patria. En el caso de los muchachos, su solicitud no fue aceptada por las autoridades, y …”se tendrá presente la oferta del cuerpo que anuncian[la legión] para su oportunidad”… Seguramente estos muchachos no se quedaron tranquilos, aguijoneados ya por el deseo emancipador, libertario, a buen seguro siguieron su empecinada voluntad de lucha. La patria vive, la lucha sigue. La lucha es de siempre y lo es de ahora por tantas razones, cuya explicación requeriría de sendos tomos para exponerlas. Importa, si, la permanencia de la idea y la concreción del trabajo en la realidad, efectivamente. Es la única manera de hacer revolución. Esta comprensión la han llevado muchos luchadores en su pecho, ayer y hoy, en una batalla de todos los días, en todos los campos; por el mantenimiento de nuestra independencia y por el alcance del verdadero goce social. Quienes lucharon en los años sesenta contra el puntofijismo negador, lo hicieron de manera decidida sin cortapisas, y desde el barrio y la fábrica, se colaboraba con aquellos compañeros que anduvieron, con la moral en alto, y el fusil al hombro, por los senderos de las montañas larenses, falconianas, orientales y centrales. A partir del año 2000, se inaugura una etapa promisoria en lo tocante al cambio revolucionario en América Latina. Nada fácil, si se atiende a la existencia de sociedades en las cuales se han enquistado poderosos intereses de diversos tipos, tanto a lo interno de estos países como desde fuera, por imposición -particularmente- del imperio poderoso del Norte. Tales intereses posibilitaron que la llamada “Década Ganada” se viniera a pique, y la ilusión de la unidad latinoamericana erosionó, para dar paso a la puesta en escena de gobiernos manumisos que sólo atienden a su manipulación desde los EE.UU. Desde los años 60, Revolución Cubana incluida, la lucha fue frontal y sin reposo. Allí la juventud estudiantil, los obreros y el campesinado se sumaron al esfuerzo titánico de enfrentar a un monstruo llamado capitalismo, en todas sus expresiones. Ciertamente muchos jóvenes dejaron un reguero de sangre en calles y montañas. Otros fueron torturados hasta la muerte, lanzados desde helicópteros o encerrados en calabozos pestilentes. Los desaparecidos se cuentan por millares. Los emblemas son muchos, pero vale la pena recordar los sacrificios de Jorge Rodríguez y de Livia Gouverneur. Hoy continuamos en el empeño, la sangre de los caídos en muchas jornadas han abonado la lucha actual. La prédica de Hugo Chávez no ha quedado
CARACAS EN DOS TIEMPOS: DE LA PULPERIA AL CENTRO COMERCIAL
Antonio González Antías Licenciado en Historia. Paleógrafo. El hombre, desde tiempo inmemorial, ya como individuo o en términos colectivos, siempre ha diseñado los medios convenientes para satisfacer las necesidades que le son perentorias: alimentación, vestido y vivienda principalmente. Históricamente, los propulsores del capitalismo rapaz entendieron esto desde muy temprano, en el propósito de obtener la mayor riqueza al “jugar” con las necesidades de los demás. Lo cierto del caso es que con el correr del tiempo se fueron estilizando esos mecanismos -consumo inducido de por medio- al punto que usted entra hoy a una de esas cadenas farmacéuticas a comprar una aspirina, y sale de allí con papel higiénico, pintura de labios, helados, lociones y demás menjurjes que lo más posible era que usted no tuviese intención de comprar. Es el mecanismo del mercado que todo vende y todo compra. Recordar es vivir: la pulpería de Quebrada Honda. Estamos en 1788. La pulpería de Antonio Hernández1 contenía, entre enseres y productos, lo siguiente: un mostrador con dos cajones, vasos, embudos, dos faroles de vidrio, totumas, cucharas, taparas, alcayatas de colgar velas, una mula con su enjalma, un cajón de menestras, sombreros de petate, papelones, manteca de cochino, velas de sebo, jabón, aguardiente, vinagre, judías blancas, judías negras, queso, guarapo, dividive, casabe, lebranche seco, aceite, una cochina con su lechón. Del techo colgaban los racimos de cambur y de topocho. Estos establecimientos constituyeron -hasta entrado el siglo XX- no sólo el lugar para obtener determinado producto, sino también el sitio para el cuchicheo y echarse un buen “palo de aguardiente”. Era, pues, parte indispensable de la comunidad, donde los aromas, sabores y colores encerraban su sentir. Fueron, además, tiempos del papelito conspirativo que en esa pulpería pasaba de mano en mano. Para 18042 existían en Caracas 102 pulperías, en las cuales se expendía diversidad de productos. Al ser visitadas por las autoridades, muchas de ellas presentaban anomalías tales como: fallas en las medidas de vinagre y vino, medidas sin aferir y fallas también en el precio de la manteca de puerco. La usura, la trampa en el peso y los precios inflados no son, pues, cosas de hoy sino que desde antaño pulperos y bodegueros se reñían con las normas del buen proceder, en eso de vender apegado a la ética. Pese a este cuidado, no faltaron los abusos en los bancos de carnes, ventas de verduras y granos (principalmente maíz) que a la vera del camino –en las afueras de Caracas- los tramposos hacían de las suyas vendiendo comestibles sin control por parte de las autoridades. Los llamados regatones (especie de bachaqueros actuales) se dedicaban a este comercio furtivo sin mucho recato. Muchas de estas pulperías estaban localizadas en las esquinas de las calles, y su venta era al menudeo, y usted podía comprar una locha de azúcar, medio de mantequilla o un real de queso. Los muchachos acudían con una o dos puyas a comprar majarete, melcocha, almidoncitos o conservas de coco. Todo esto se lo llevó e la modernidad, y esos hábitos de consumo se trocaron en otros, dispuestos por una propaganda feroz donde tu capacidad de decisión por adquirir tal o cual cosa no existe, o es disminuida por el afán capitalista de hacerte comprar lo que ellos decidan. ¡Vamos de compras! Y, ciertamente, así es. El aparato de consumo ha exacerbado sus ansias, y las promociones de tal o cual producto, de tal o cual servicio, mueve todos los resortes para la consecución de sus fines: no importa que no tengas dinero, para eso está el crédito que te atará a una deuda eterna, y serás propietario de algo (vivienda, vehículo automotor) en la senectud de tu vida. Es parte del capital y sus maniobreros. En otra escala, los grandes templos del consumo exhiben los avances tecnológicos en comunicación al ofrecer el teléfono móvil de última generación, o los equipos de computación más avanzados, por supuesto que a precios inalcanzables para muchos. Ropa, calzado, productos para la belleza, aparatos electrónicos diversos se lucen en brillantes vitrinas o aparadores; y quien recorre los pasillos de estos centros comerciales sólo se conforma con mirar, entretanto pensamos que algún día podríamos obtener lo que deseamos. La costumbre de pasear en los parques, o sentarse un rato en la plaza, ha ido dando paso a la cultura avasalladoramente impuesta de la asistencia al centro comercial. Hace mucho tiempo que esa misma cultura arrolló a la pulpería, luego a los llamados abastos, a los botiquines de barrio para imponer las grandes cadenas de licorerías, farmacias y supermercados donde se consigue para todos los gustos, pero no para todos los bolsillos. Es una marca del tiempo histórico que vivimos, donde las grandes corporaciones tienen por diseño y por empeño –vía medios de comunicación- torcer la conciencia de las colectividades, al tratar de imponer su estilo de vida del alcance del confort a todo trance. Por supuesto que se trata de desvanecer o difuminar el conocimiento de lo propio autóctono, al imponer, o tratar de imponer, patrones de conducta donde el consumismo lleva la bandera. De allí que el interés de estos actores (empresarios, políticos, artistas) apunte directamente hacia la reserva de valores de conciencia, históricos y culturales, que hoy por hoy nos hemos dispuesto a defender, quienes luchamos por hacer de Venezuela una patria libre y soberana en todos los órdenes. Ciertamente, las cosas cambian, pero debemos poner todo nuestro empeño para que cambien para mejor, para procurar la solidaridad en muchos aspectos, para luchar por una mejor educación, y para que cada uno disponga de lo mejor que tiene a favor de la patria toda. Las cosas cambian y en nombre del progreso quieren disponer de nuestro legado cultural. Y no sólo se trata del hecho material per se (desconocimiento de valores arquitectónicos, por ejemplo) sino además de imponer un discurso que paute el comportamiento de la gente hacia el consumismo y hacia el desconocimiento de su historia y de sus valores implícitos en el hecho cultural ancestral.
CARACAS BELLA POR SIEMPRE
(Un vistazo al ornato de la ciudad) Antonio José González Antías Lic. en Historia – Paleógrafo Por una ciudad limpia Para propios y extraños, no hay nada más reconfortante que transitar por una ciudad limpia, libre de contaminación ambiental y llena de sitios atrayentes, para el solaz esparcimiento de vecinos y visitantes. Sin embargo, no siempre fue, ni ha sido así, pues las autoridades municipales caraqueñas tuvieron que lidiar, y aún lo hacen, al enfrentar situaciones que conforman actitudes no cónsonas con el buen vivir. Y en ello corresponde al ciudadano participar activamente en el cuidado del ambiente, al asumir una posición consciente para mantener la limpieza y belleza de la ciudad, lo que tampoco fue, ni ha sido así; por lo cual se hace necesaria una política educativa, de información, que acreciente en el caraqueño su amor por la ciudad. Un poco de historia. Desde tiempos tempranos, la preocupación por el aseo de la ciudad, mantuvo en alerta a las autoridades de todo nivel: El 14 de enero de 1793, el Síndico Procurador General de Caracas, Cayetano Montenegro, denunciaba este mal y entre otras cosas decía que desde algunas casas …”salen albañales a las calles públicas y por ellos aguas hediondas, que molestan a otros vecinos y a los transeúntes y son nocivas a la salud”… adicionaba a esta denuncia el daño que causaban los cerdos, pues aparte de la inmundicia que dejaban por donde pasaban, ocasionaban el despiedre de las calles; así también el juego de novillos -decía Montenegro- que en más de una ocasión atropellaron a las personas. No escapó a este cuadro negativo, la presencia de perros callejeros, que aparte del desaseo que causaban con sus deposiciones, en muchos casos eran animales portadores de mal de rabia. Trece años después, en 1806, el Gobernador Manuel de Guevara y Vasconcelos suscribe el Bando de Buen Gobierno de ese año, pues la alteración de la convivencia entre los caraqueños parecía continuar igual. Constituido por cincuenta y cinco artículos, se normaban la lectura de libros prohibidos, la guarda de la religión, porte de armas, uso de vestimenta, alumbrado público y mantenimiento de la ciudad. Este último punto, a través de varios artículos, tenía que ver con la limpieza y barrido de las calles (Art. 15) presencia de cerdos y perros en las calles (Arts. 16, 17 y 46) bote indebido de basura (Art. 27) y cuidado de la caja de agua, pila y acequias (Arts. 28,39,40) Una vez concluida la Guerra de Independencia, con el trastoque propio que ello significó a todo nivel, los pueblos y ciudades retornaron a una cotidianidad relativa; pues ello se daba dentro de un clima de desatadas pasiones políticas, además con la presencia de grupos y facciones que pretendieron alterar el orden. El 24 de febrero de 1824 se creó el Bando de Policía de la Municipalidad de Caracas, que en su articulado exponía las normas para un mejor coexistir ciudadano, y entre otras señalaba: que no se podían bañar bestias (mulas, caballos, burros) en las fuentes públicas; así como tampoco estaba permitido correr caballos y mulas por las calles (Art. 13) …”Los gatos, perros, cualquier animal muerto u otra inmundicia que se encuentren en las calles, serán arrojadas al campo por el habitante de la casa en cuyo frente se halle”…(Art. 15) No estaba permitido dejar escombros en la vía (madera, piedra) pues ocasionaba molestias a los transeúntes (Art. 16) Sólo en las plazas públicas, y no fuera de ellas, se podían vender dulces, frutas, conservas u otra cosa con la debida utilización de aparadores, mesas o estantes para su expendio (Art. 17) ¿Y después? Sin dudas que el propio proceso histórico que se desarrolló a lo largo del siglo XIX, hace precisión en que el caudillisimo, la inestabilidad política, economía en crisis y la anarquía constituyeron las características más resaltantes del período que inicia en 1830 hasta final de siglo, sin que ello signifique la resolución de los problemas que aquejaron al país en ese tiempo histórico. Igualmente es bueno destacar que la preocupación por la limpieza y ornato de la ciudad fuera asunto de primer orden, que inquietara a las autoridades para resolverlas. El acento más bien se ponía en la búsqueda de soluciones para solventar la crisis económica, para enfrentar el bandolerismo que infestaba los campos y para evitar la guerra y sus consecuencias; que todo ello pareció hallar solución en el conflicto de la Guerra Federal (1858-1863) lo cual no dejó de ser una vana ilusión, pues la persistencia del caudillismo y la inestabilidad política, entre otras cosas, no permitieron un cambio de situación. Puede pensarse que con los gobiernos de Antonio Guzmán Blanco (quien gobernó por sí y por interpuestas personas entre 1870 y 1888) se pudo lograr un embellecimiento de la ciudad de Caracas. Y, en efecto, se debe reconocer que se hicieron construcciones públicas como la del Palacio Federal Legislativo, el Paseo Independencia ( El Calvario, llamado hoy Ezequiel Zamora) el Panteón Nacional (en lo que fue la iglesia de la Santísima Trinidad) y se erigió la estatua ecuestre del Libertador Simón Bolívar, en lo que había sido la Plaza Mayor. Pero el problema de la limpieza de la ciudad persistía. Las quejas fueron muchas a este respecto, y en las Actas de Cabildo de Caracas se refleja esta problemática con intermitencia. Al día de hoy, la situación de la recolección de desechos sólidos, la limpieza de las calles, el asfaltado de las mismas, la pintura de fachadas, mantenimiento de parques y jardines y otras tantas acciones, si bien se han atendido por las autoridades a las cuales le compete, es bueno insistir en la creación de una conciencia ciudadana, que vaya emparentada con los propósitos de la revolución bolivariana, en los términos de que la creación de una nueva cultura de vida pasa, necesariamente, por el mantenimiento y preservación del hábitat del hombre.
BOLIVAR, LIBERTADOR
A Simón Bolívar le fue otorgado por la Municipalidad de Caracas, en la Iglesia de San Francisco, el 14 de octubre de 1813, el Título de Libertador. Fue un merecido homenaje a ese gran conductor de tropas que lideró la Campaña Admirable durante ese año. En ese trayecto, el libertador lanzó su famosa Proclama de Guerra a Muerte. Antonio González Antías Lic. en Historia. Paleógrafo. El inicio de una gesta. A doscientos nueve años de la Campaña Admirable, Venezuela no deja de rendir homenaje a este hecho trascendental en nuestra historia. Como hazaña militar, constituyó una expresión del genio militar de Simón Bolívar, pero además puso en claro el talante político de El Libertador cuando logró deslindar, por vía de la Proclama de Guerra a Muerte (Trujillo, 15 de junio de 1813) los bandos en conflicto con clara definición de patriotas y realistas como contendientes en el campo de batalla. Desde el 8 de enero de 1813, cuando Simón Bolívar ocupó la ciudad de Ocaña en Nueva Granada, hasta su entrada triunfal en Caracas el 6 de agosto de 1813, un rosario de eventos bélicos tendían a la búsqueda de la liberación de los espacios al Occidente de Venezuela, y con mucho tesón la tropa patriota se vio envuelta en una guerra implacable: desde la batalla de Cúcuta, a inicios de año, se dio la posibilidad del ingreso de las tropas patriotas en suelo de Venezuela, cuya marca quedó en los espacios de Mérida, Trujillo, Barinas, Cojedes y Caracas. Los combates fueron duros, y en ellos destacaron como vencedores ante los realistas: José Félix Ribas (Niquitao, 2 de julio de 1813) Jacinto Lara (Los Horcones, 22 de julio de 1813) Simón Bolívar (Taguanes, 31 de julio de 1813)) También participaron Luciano D’ Elhuyar. Rafael Urdaneta y Atanasio Girardot, que destacaron en estas acciones. De esta forma, y con esos importantes triunfos, había que restañar las heridas que habían resultado de la pérdida de la Primera República. La política de despojo que iba a llevar adelante el español Domingo de Monteverde y sus secuaces, una vez desconocidos los términos de la capitulación acordada con Francisco de Miranda en 1812, lo llevó a instaurar los tribunales de secuestros de bienes en Valencia, afectando a todos aquellos que seguían el bando patriota. Del mismo modo, los realistas practicaron la mayor crueldad contra la población practicando horrendos crímenes, cometidos por Francisco Cerveriz, Pascual Martínez, Francisco Rosete y Antonio Zuazola, entre otros. Bolívar iba a responder a estos desmanes al disponer, como venganza necesaria, una Guerra a Muerte que quedó estampada para la posteridad en su famosa proclama de ese nombre, dictada en la ciudad de Trujillo el 15 de junio de 1813 …”nuestro odio será implacable y la guerra será a muerte”… sentenció Bolívar en aquella oportunidad, sin dejar opción alguna para el arrepentimiento y dejando muy en claro que de un lado de la guerra estaban los …”españoles y canarios”… a quienes esa venganza debía alcanzar. Del otro lado, estaban los americanos, con lo cual dejaba claro el Libertador el carácter y el alcance territorial de la guerra. El Libertador Simón Bolívar. Puede considerarse como un Acuerdo para la historia, el que rubricó la municipalidad caraqueña al otorgarle a Simón Bolívar el título de Libertador, hecho similar que ya había ocurrido en Mérida cuando la municipalidad de esa ciudad también lo honró, el 23 de mayo de 1813, con el mismo título de Libertador. Tan importante un hecho como el otro, sólo que el de Caracas sucedió una vez finalizada la Campaña Admirable, en tanto que lo de Mérida fue en pleno desarrollo de la campaña, faltando algún tiempo para que concluyese. En todo caso, esta doble honra tributada a Simón Bolívar sólo dice de su grandeza, y de la gratitud del pueblo venezolano hacia uno de sus hijos que a riesgo de su vida, luchó de manera inquebrantable por la independencia de la patria. El desarrollo y resultado de la Campaña Admirable se va dar en un ambiente de verdadera guerra sin cuartel, y el contenido de la Proclama de Guerra a Muerte será obedecido, con más o menos ímpetu, hasta 1820 con la firma de los Tratados de Armisticio y de Regularización de la Guerra. El tránsito entre Cúcuta y Caracas constituyó una verdadera hazaña de las armas patriotas, y puso de relieve el genio de estratega militar de Simón Bolívar. Era imprescindible llevar adelante esta campaña, cuyo objetivo final era la ocupación de Caracas, pues sin este alcance el destino de la guerra era incierto. Bien lo sabía Bolívar, y hacia ello dirigió todo su esfuerzo. Uno ha de imaginarse cómo se organizó todo aquello: el alistamiento del ejército, la consecución de armas y municiones, el recorrido a caballo o lomo de bestia, la alimentación de la tropa y demás cosas, en un recorrido que por estrategia debió sortear tantos obstáculos. Simón Bolívar llegó triunfante a Caracas el 6 de agosto de 1813. Dos meses y una semana después, el 14 de octubre, la municipalidad caraqueña le rindió un sentido homenaje, aclamándolo …”en nombre del pueblo venezolano”… como …”capitán general de los exércitos de Venezuela, vivo y efectivo, con todas las prerrogativas y preeminencias correspondientes a este grado militar. También le aclama la asamblea con el sobrenombre de LIBERTADOR DE VENEZUELA”… Esta asamblea estuvo presidida por Cristóbal Mendoza, Gobernador Político del Estado, quien fue acompañado por Juan Antonio Rodríguez Dominguez, Presidente del Concejo Municipal, y del Director de Rentas Nacionales, el Prior del Consulado, dos Síndicos, cuatro corregidores y seis munícipes. El recibimiento a Bolívar en la iglesia de San Francisco, y las vivas y aplausos fueron dados por igual por las autoridades civiles, militares y eclesiásticas …”y de un pueblo numerosísimo que expontáneamente concurrió a recivirle vencedor y glorioso”… El Acuerdo suscrito, según decisión de la asamblea reunida allí, debía ser transmitido a los demás estados, y que al frente de todas las municipalidades del distrito se coloque un letrero con la inscripción siguiente: BOLIVAR, LIBERTADOR DE VENEZUELA.
Habitantes de Tucupido disfrutan del servicio Aba Ultra de Cantv
(Caracas, 28 de octubre de 2025). – La Compañía Anónima Teléfonos de Venezuela (Cantv), adscrita al Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt), completó con éxito el despliegue de su moderna red de fibra óptica en Tucupido, municipio José Félix Ribas del estado Guárico, llevando servicios de alta velocidad a la comunidad. Con esta modernización más de 700 usuarios residenciales y comerciales ya disfrutan de los servicios Aba Ultra, Aba TV GO y Telefonía IP, experimentando una notable mejora en su conexión a Internet y calidad de servicio. El presidente de Cantv, MG. Iván Rafael Hernández Dala, lideró el recorrido por el casco central de Tucupido junto al alcalde Daniel Charaima y representantes del poder popular, con el objetivo de constatar la operatividad de los servicios al 100 %. La visita incluyó hogares, comercios y la sede de la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas (Unefa). Los habitantes de Tucupido han recibido con entusiasmo esta iniciativa. Mireya Zurita, usuaria beneficiada, expresó su satisfacción: «Para nuestro municipio ha sido un gran beneficio y estamos súper contentos de poder disfrutar de esta nueva tecnología que nos brinda Cantv». Durante la visita se realizaron acciones que refuerzan el compromiso social de la empresa, como la inauguración de la Zona Ultra en la emblemática plaza Bolívar de Tucupido, un punto de acceso Wifi respaldado por la red de fibra óptica de Cantv, que brindará conexión estable y gratuita a todos los visitantes. En la sede de la Unefa se entregaron certificados a líderes comunales que participaron en la inducción “Telecomunicaciones para la comunidad”, promovido por Cantv para fortalecer el conocimiento tecnológico local. Finalmente, el mayor general Hernández Dala recorrió la central de la empresa, donde verificó la operatividad técnica y sostuvo un encuentro con la Fuerza Azul, a quienes reconoció por su compromiso y dedicación en la culminación del proyecto de modernización de las redes en Tucupido. Prensa/Mincyt/Con información de la Cantv
Siembran conciencia ecosocialista en niños de Portuguesa
(Caracas, 28 de octubre de 2025). – La Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (Fundacite) en Portuguesa y la Misión Árbol, adscrita al Ministerio para el Ecosocialismo (Minec), llevaron la estrategia didáctica El Árbol Mágico de las 3R al Colegio Ecologista Simón Rodríguez de Guanare. El propósito de esta jornada es sensibilizar a niños y niñas sobre la problemática del plástico y las soluciones a través del reciclaje, la reutilización y la reducción de desechos (3R). Esta actividad, que forma parte del trabajo conjunto entre la institución educativa y los Ministerios del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt) y para el Ecosocialismo, atendieron 48 niños y niñas de educación inicial y cuarto grado. Los participantes, pertenecientes a la Comuna Sembradores de la Patria, se sumergieron en el conocimiento de por qué el plástico contamina y su impacto adverso en los ecosistemas y la biodiversidad cuando es desechado incorrectamente. Los facilitadores de Misión Árbol y Fundacite, que forman parte del Programa Nacional Semilleros Científicos, desmitificaron la percepción sobre el material, señalando que al plástico se le puede dar otro uso o transformarlo en algo útil. La iniciativa El Árbol Mágico de las 3R, Con tus Manos ayudemos al Planeta, promovió la reflexión sobre la gestión responsable de los residuos. En esta jornada participaron seis docentes que se suman a la tarea de formar a los Guardianes del Planeta, alineando el esfuerzo con el Quinto Motor del Plan de la Patria, enfocado en la preservación de la vida. Esta acción ejecutada por el Mincyt a través de la Gran Misión Ciencia, Tecnología e Innovación Dr. Humberto Fernández-Morán, reafirma el compromiso del Gobierno nacional con una cultura ecosocialista desde la infancia. Prensa/Mincyt/Con información de la Fundacite Portuguesa