CARACAS: CIUDAD PRECARIA

Un escrito y una imagen de la primera ciudad

Antonio José González Antías

Lic. en Historia – Paleógrafo

Caracas Primigenia .

Desde tiempo inmemorial poblaban esta tierra y sus cercanías, que luego dio paso al establecimiento de la ciudad, parcialidades indígenas diversas como toromaymas, quiriquires, mariches y caracas, que plantaron cara al invasor español. Esta última parcialidad -caracas- señalada por viajeros, historiadores y otros estudiosos como localizada al otro lado de la sierra, es decir, el frente que da al mar caribe, fue la que dio nombre a la ciudad que se establecería del lado acá, es decir, el frente que da hacia el rio Guaire. De modo que mucho antes que llegara Diego de Losada con su hueste “pacificadora”, que de ello no tenía nada, ya existían en este valle y su contorno un grueso número de habitantes originarios, cuya vida, costumbres y creencias fueron trastocadas por el arma del conquistador español depredador.

La Relación del Gobernador Juan de Pimentel de 1578 .

El ejercicio del poder español en tierras americanas, tuvo como principal motivación el hecho económico, particularmente el representado por la extracción de oro, plata, perlas y otras riquezas del suelo. Se justificó esa política depredadora y genocida, en su contemporaneidad y para el tiempo futuro, a través de una empresa evangelizadora que buscaba rescatar al natural de estas tierras, de la barbarie y el atraso, según esa mentalidad española. El Rey Felipe II, a mediados del siglo XVI, dispuso a través de un cuestionario de 49 preguntas, que las autoridades de Caracas, El Tocuyo, Barquisimeto, Maracaibo y Trujillo, le diesen cuenta de las riquezas existentes, calidad del clima, recursos acuíferos, población indígena, fauna, plantas comestibles, árboles para procesar madera y otros aspectos que, como se ve, era la exigencia para conocer con mayor propiedad la explotación económica en ciernes.

En el caso de Caracas, la Relación del Gobernador Pimentel de 1578 respondió a esas interrogantes. Apenas habían transcurrido 11 años desde la fecha de su fundación, y Caracas era una ciudad precaria prácticamente en todos sus términos: el informe de Pimentel señalaba (capítulo 5) que la población indígena que en algún momento había llegado a 6.000 indios, se había reducido drásticamente, motivado a enfermedades como el sarampión y la viruela “y a la entrada de españoles a su pacificación”… De la descripción de los indígenas puntualizaba de manera constante (capítulo 14) que éstos…”sólo tienen su creencia en el demonio”… para de esta manera sostener las pretensiones de dominio, tomando el hecho evangelizador como bandera. Respecto al lugar donde estaba establecida la ciudad (capítulo 17)…” se tiene por más insalubre que sano”… en razón de los vientos contrarios que corrían. La construcción era endeble (capítulo 31) …” el edificio de las casas de esta ciudad ha sido y es de madera, palos hincados cubiertas de paja”… siendo además los lugares por donde había de transitar de (capitulo 32) …” de tierra muy doblada y trabajosa de andar”…

El plano de Caracas de 1578.

La Relación de Pimentel iba acompañada de un plano de la ciudad, del cual puede verse hoy una copia de gran tamaño en uno de los pasillos del Palacio Municipal. Se puede considerar este plano, hasta donde sabemos, como la primera imagen en su tipo de la ciudad de Caracas. Pese a tratarse de una imagen ideal, sin pretensiones cartográficas de precisión, nos presenta un cuadrilátero de 24 manzanas, que si lo ubicamos en la actualidad tendremos por límites, aunque no exactos, con las esquinas de La Gorda, Cuartel Viejo, Abanico y Doctor Díaz. Según se lee en el plano…”el solar de cada casa tiene septenta varas en cuadro”… lo cual equivale, en medidas actuales a 54 metros por lado. Otro dato: Las calles tenían una anchura de 32 pies, más o menos 15 metros actuales. Esta forma de damero a la usanza europea, fue la que se le dio a esta planta inicial de Caracas, la cual ha permanecido, con variaciones claro está, a lo largo del tiempo. Estaba limitada para entonces por las quebradas de Caruata (Oeste) y Catuche (Este) teniendo al Guarairarepano como límite Norte y el río Guaire por el Sur.

No existía para entonces ninguna referencia a los nombres de las calles y de las esquinas, lo que después iba a proliferar en los planos posteriores, a veces con cambios y con nombres que hacían referencias a personajes, instituciones o hechos notables. Del plano de 1578 sólo se aprecia el nombre del convento de San Francisco, que dará nombre a la esquina allí existente, convirtiéndose en el nombre de la primera esquina de Caracas. El terreno de este convento no está cuadriculado, según se ve en el plano, lo cual expresa que era del tamaño de una manzana entera, teniendo por límites lo que hoy son las esquinas de San Francisco, La Bolsa, Mercaderes y Pajaritos. No ofrece el plano ninguna referencia a caminos, pero si indica algunos topónimos como: Quebrada de Caurimare, Puerto de La Guaira, Cabo Blanco, Río Mamo, Isla de La Orchila, Los Roques, Isla de La Tortuga, como referencia para una localización de la ciudad de Caracas.

Esa construcción inicial tuvo sus dificultades, pero ello no fue obstáculo para que los caraqueños de entonces pudieran sortearlas. De hecho la precariedad continuaría, en un ambiente donde la resistencia indígena se anteponía con bravura a las pretensiones del invasor, la persistencia de plagas como la langosta destruía los sembradíos y las epidemias completarían el cuadro de desastres. En 1595, el pirata Amyas Preston saqueó e incendió a Caracas, dejándola en ruina total; y en adelante los vecinos de Caracas harían su mejor esfuerzo para levantarla nuevamente. Siglos después, esa estirpe caraqueña, y por extensión venezolana, se manifestó en muchas jornadas por la preservación de su soberanía e independencia, tal como ocurrió en febrero de 1989, o un poco después cuando el pueblo enfrentó a los apátridas y golpistas que pretendieron desalojar a Hugo Chávez de la Presidencia de la República.

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