(El hipismo de antaño y sus inicios)
Antonio José González Antías
Licenciado en Historia-Paleógrafo
El caballo, principal actor.
El caballo ha sido siempre protagonista de primer orden en la historia del hombre. Sirvió el caballo en las guerras, también como medio de carga y como transporte, y para deleite de la gente fue y es actor número uno en los hipódromos del mundo. De modo que la humanidad ha corrido pareja en los cascos de los equinos, y se ha ganado un sitial en el sentimiento del hombre. Tanto así, que el emperador Calígula llegó a nombrar a su caballo Incitatus, como cónsul de Roma. También se debe resaltar el aprecio que tuvo El Libertador hacia su caballo Palomo, quien le acompañó en sus batallas liberadoras, y que vemos expuesto, con toda su grandeza en amplia iconografía.
Los momentos iniciales del hipismo en Caracas.
En la actualidad, el hipismo caraqueño experimenta una recuperación de primer orden. Esta diversión se ve impulsada hacia mejores logros, y las instalaciones del hipódromo La Rinconada en su recuperación física, y el propio espectáculo de las carreras, han recibido el decidido apoyo de las autoridades. El público ha vuelto a las tribunas, para disfrutar de un entretenimiento de expresión nacional, sin ninguna duda.
Hasta 1959, cuando fue inaugurado el Hipódromo de La Rinconada, Caracas vivió por más de seis décadas el llamado hipismo romántico, iniciado en el Hipódromo de Sabana Grande, en el espacio que hoy ocupa Las Delicias, en 1896. Fueron tiempos difíciles, de mucha inestabilidad a lo interno donde la inestabilidad política fue obstáculo insalvable para la obtención de la paz interna, ligado a una dictadura gomecista de veintisiete años (1908-1935) pero ello no fue dificultad para el disfrute del llamado Deporte Rey.
En esos terrenos de Las Delicias, en Sabana Grande, se corrió la primera carrera el 1° de marzo de 18961 ganada por el caballo Contest con la monta de un jinete del cual sólo se conoce su apellido: Washburn, se corrió en 1.000 metros, con premio al vencedor de Bs. 1.200. En esa mismo jornada inaugural corrió ¡dos veces! la yegua Calixta, que llegó a convertirse en ídolo de los aficionados, y de tal manera, que hasta un poema le ofrendaron.
Luego de Sabana Grande, fue su sucesor el Hipódromo de El Paraíso, inaugurado el 9 de febrero de 1908, levantado después de incesantes diligencias llevadas a efecto por el Jockey Club de Venezuela. Se localizaba en los terrenos que hoy ocupan el Parque Naciones Unidas, el Liceo Edoardo Crema y el Colegio de Abogados de Caracas, y de ello quedan hoy como testimonio de su antigua arquitectura la llamada entrada al Pabellón del Hipódromo y unas taquillas cercanas, que todavía recuerdan aquel hipismo (están en el frente del Liceo Edoardo Crema, con vista a la entrada del antiguo Instituto Pedagógico de Caracas). En más de una ocasión, se vio entrar por esa puerta al General Juan Vicente Gómez, que junto a su familia fueron fervientes aficionados hípicos, dueños de una buena caballada, que tuvieron presentación en aquellas tardes de carreras en El Paraíso.
Fue traslada desde Sabana Grande la tribuna de metal y madera para su utilización en El Paraíso. La pista tenía 1.200 metros de largo y ocho de ancho, según lo estipulado en el contrato entre el Concejo Municipal y los impulsores del espectáculo. La prensa de la época reseñó aquel evento2 y señaló la asistencia de …”una concurrencia numerosa y brillante, y mucho entusiasmo […] Esta culta diversión tiene entre nosotros muchos aficionados”… Así lo sería por siempre, y en la medida del transcurrir del tiempo las carreras de caballos constituirán para los venezolanos una diversión ineludible de fines de semanas ¿quién no llegó a sellar su cuadrito del 5 y 6, buscando en las patas de los caballos algún dinero para resolver problemas y mitigar las penas?
Algunos datos.
El primer caballo en ganar en el Hipódromo de El Paraíso fue Ursus, un tordillo propiedad de Eduardo Montauban, dueño que a su vez formaba parte de una familia emprendedora que tuvieron la emblemática Panadería de Las gradillas, en la caraquenísima esquina de ese nombre; y el último que fue vencedor en esa misma pista fue el ejemplar Lido, en el cierre definitivo del Hipódromo El Paraíso el 28 de junio de 1959. Otra curiosidad: Borinquen fue un caballo de amplio record, al extremo que llegó a ganar 32 carreras ¡de manera consecutiva! fue su jockey habitual Harry Cadenas. También destacaron en esa arena los caballos Caimán y Petare, que con sus triunfos hicieron vibrar el corazón de los hípicos de entonces.
Entre los jinetes más reconocidos están los nombres de Manuel Camacaro (que ganó el último clásico Simón Bolívar corrido en El Paraíso) Rogelio Cortéz, León Padilla, Rafael Méndez, Héctor Revello, Juan Araya, Laffit Pincay, Cecilio García, Félix Sabino Pérez, Guillermo Zapata y Gustavo Avila, apodado éste último como “El Monstruo” por la forma como conducía y ganaba sobre los lomos de los equinos. De los entrenadores, cabe recordar a Carlos Quezada Barrera y a Santiago Ledwith, quienes junto a otros colegas suyos tuvieron en sus manos la preparación de los nobles equinos.
La historia hípica continuaría, y en la arena de La Rinconada, hasta hoy, se iban a llevar adelante jornadas memorables donde ejemplares como Klick, Prenupcial, Chateubriand, Rompemar, Victoriado, Indra, junto a yeguas como Lavandera, Stillwatwer y Bambera, conducidos por jinetes de la talla de Juan Eduardo Cruz, Balsamino Moreira, Milton Barra, Gustavo Avila, Juan Vicente Tovar, Douglas Valiente, Emisael Jaramillo, Angel Parra y un buen número de hábiles conductores de purasangres; a los que hay que agregar en justicia a entrenadores como Domingo Noguera Mora, Millard Ziadie, Juan Arias, Daniel Pérez, César Cachazo y otros tantos, que han hecho del hipismo una pasión del caraqueño, y del venezolano por extensión.
1 Antonio González Antías y Guillermo Durand, Caracas en 25 escenas, 2002, pp. 83-93
2 El Cojo Ilustrado, N° 388, 15 de febrero de 1908.
